Algo nuevo comienza...

¡Hola a todos! Este es mi blog personal. Como bien dice el título, además de ser mi lugar personal, donde os iré informando a todos los que queréis saber de mí, sobre las pequeñas y grandes cosas comentables que continuamente nos ocurren, me gustaría que fuese eso; una encrucijada; donde se juntan diferentes y distantes mundos, que tal vez de otro modo nunca se encontrasen. Ahora el destino lo quiere así.Habrá opiniones sobre lo humano y lo divino, sobre lo políticamente correcto y sobre lo que no lo es tanto. Sobre temas incómodos y sobre los que todo el mundo quiere hablar. Sobre equilibrio y desequilibrio; sobre justicia y paz; sobre alimentación natural; sobre deporte y política; sobre amistad y vida social; sobre amor y trascendencia... En fin, sobre tantas cosas y tantos mundos...Un abrazo a todos y a todas.

jueves, 25 de diciembre de 2008

Los 40 Principales

Hola otra vez,

Como dije en mi anterior escrito, era una época en la que había mucho que escribir, mucho que contar, mucho que compartir. Así que aquí va la siguiente entrega. Esta va dedicada a los 40 Principales.

Y no, no me refiero a esa emisora de música que tengo el gusto de no utilizar. Incluso me fastidia desperdiciar un par de líneas de texto mencionándolos. Me refiero a la fiesta y el vídeo que se organizaron por mi 40 cumpleaños.

Suele decirse que las cosas no deben darse por sobreentendidas, y que el movimiento se demuestra andando. Pues bien, fue una increíble demostración de afecto por parte de mucha gente, a la que yo ahora quiero responder con este escrito y no dar por sobreentendido mi agradecimiento. Una vez más, gracias de verdad por todo ese trabajo; por haberlo hecho sin que me enterara; por haber involucrado a tanta gente; por haber hecho algo tan difícil y tan bien hecho; por haber conseguido un local tan acogedor; por haber participado en la fiesta, o simplemente por haberlo intentado. Puedo decir, en definitiva, que si un día alguien escribiese mi biografía, aunque fuese sólo un libro de 30 páginas, tendría ineludiblemente que hacer alusión a esa fiesta y al vídeo.

Era la mejor forma posible, sin duda, de entrar en esos 40 que tienen algo de mágico. Y digo mágico, no por decir, sino porque para mí tienen un componente de incertidumbre y esperanza, como cuando se espera algo nuevo, que no había sentido antes. Veo evolucionar la situación de mis padres, y la mía propia, tanto a nivel personal y social como laboral. Vienen grandes desafíos; tiempos en los que habrá que ponerse las pilas bien puestas. Tiempos en los que no va a valer mirar para otro lado, y pasar el rato esperando otro momento más favorable. Tiempos en los que no voy a poder echar más "balones fuera". Tiempos en los que puedo ser, cada vez un poco más, dueño de mi propio destino. Incluso, percibo como si las obras que me rodean, tanto en el portal como el la calle, y antes también en casa de mi madre, no son sino el reflejo de las "reparaciones internas" que también estoy afrontando. Ahora está todo un poco "patas arriba"; pero, como dice la gente, "tiene pinta de que va a quedar bastante bien".

Estoy convencido de que así será. Y, desde luego, será todo más fácil gracias a los grandes amigos con los que cuento (como bien dice Aga: "sólo no puedes, con amigos sí"). Gracias una vez más a todos por estar.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Avanza el Proyecto Planeta Utopía

Saludos a todos,

Ya diréis que últimamente no escribo nada, pese a que habría mucho que escribir (lo hay) y estando de vacaciones (también es cierto que lo estoy). Pero vamos paso a paso. Este será ser el primero de una nueva hornada de envíos.

Quiero comentaros a todos que el Proyecto Planeta Utopía sigue avanzando, viento en popa a toda vela. Todavía requerirá mucho trabajo y aportaciones, pero su marcha es imparable.

Dicho proyecto, para quienes no lo conozcáis, consiste en una web divulgativa que trata de acercar a la gente común opciones más alternativas y solidarias en los temas habituales de la vida diaria: cómo gestionamos nuestro tiempo libre y nuestro dinero, cómo planteamos el uso del transporte, la alimentación, nuestra relación con las nuevas tecnologías, cómo entendemos la educación familiar en unos valores, etc.
Pero este Proyecto no se queda en una página que ofrece una información, sin más. A aquellos que encuentren esa información densa e interesante y quieran profundizar, queremos darles la oportunidad de realizar todo un "Proceso de experiencia Planeta Utopía". Durante dicho proceso, la gente irá trabajando y viviendo los diferentes apartados, uno por uno, compartiendo las dificultades que va encontrando, aquello que de positivo va descubriendo, y objetivos próximos que puede plantearse al respecto de cara al futuro, además de cuestiones que le plantearemos sobre el tema específico; todo ello de una forma organizada.

A muchos ya os voy enviando todo aquel material nuevo que va saliendo. Si alguien más quiere que le envíe más información al respecto, no tiene más que pedírmelo a la dirección de e-mail del Proyecto, que por cierto, ya está operativa: info@planetautopia.org

Se agradecen todo tipo de colaboraciones; hay que recordar que sigue siendo un Proyecto muy modesto (pese a la gran ambición que alberga) que está siendo financiado y creado por aquellos que inicialmente lo pusimos en marcha. Por ejemplo, no podemos permitirnos pagar a alguien que nos cree un diseño web profesional y ahí vamos, aprendiendo HTML y PHP además de usar ese fantástico programa conocido como "Mozilla Composer", que tán bien responde a nuestras necesidades, además de ser un estandar real. No queríamos crearla con productos propiedad de una empresa privada como Microsoft. Para nosotros es fundamental la compatibilidad total con la inmensa mayoría de navegadores existentes actualmente, así como con ordenadores lentos y limitados que tienen dificultades con páginas sofisticadas.

Saludos a todos y gracias por vuestras colaboraciones, sin las que este proyecto no sería posible.

sábado, 11 de octubre de 2008

Experiencia de "café-coloquio"

Hola amigos,

Una vez finalizado el curso sobre Facilitación de Grupos, os cuento cómo ha ido mi primera experiencia “facilitadora” real.

Se trata de un acto organizado por Baketik, asociación que trabaja por la paz a niveles educativos y formativos en general. Han hecho varios cursos muy interesantes para el público en general. Con motivo del 60 aniversario de la Declaración de Derechos Humanos, se había organizado un “café coloquio” (también conocido como “world café”) en el santuario de Aranzazu, donde tienen su sede. Habría unas 100 mesas de tres colores diferentes, y la gente tendría que ir opinando por las tres. Al final, se recogerían los comentarios e ideas más destacados, que se publicarán en una web y un libro.
Lanzaron una petición de voluntarios para participar como moderadores de las mesas entre la gente que había participado en sus cursos. Me apunté sin pensarlo, entusiasmado con la idea de hacer mi primera “práctica real” sobre un tema de los tratados en el curso de facilitación.

Llegó el gran día. Sin embargo, a veces ocurre que en esas grandes ocasiones, algo se complica, o simplemente uno se despista más de la cuenta, y llegué ya al límite de la hora que nos habían dado a los moderadores para asistir. Mi mesa sería la 75. Pero bueno, ya nos explicaron cómo iba a funcionar todo, y nos ubicamos cada uno en su mesa.

Mi primera sorpresa fue ver que las mesas eran realmente pequeñas, y con espacio para cuatro, incluido el moderador. Yo me había imaginado una situación con unas cinco personas, pero bueno; lo importante es que ya estábamos en marcha, y esto podía ser un momento para recordar en el tiempo.

Empecé a preocuparme al ver que estábamos situados bastante al final, y que se habían llenado las mesas empezando por el principio, y poca gente llegaba ya donde nosotros estábamos. Estando a punto de empezar, todavía no había nadie sentado en mi mesa. Afortunadamente, todavía quedaba la parte inicial de presentación, con las exposiciones de los invitados ilustres al acto (Rigoberta Menchú, el Representante del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, e Ibarretxe y uno de sus consejeros). Seguía entrando gente, aunque con cuentagotas. Nadie venía a mi mesa, como tampoco a otras de por la zona. Como me comentaba posteriormente otra compañera moderadora, “era como cuando esperas que te saquen a bailar, pero nadie lo hace”.

Y llegó el momento de comenzar el primer turno de mesas. Y no había nadie en la mía. Gente de la organización nos sugirió a varios moderadores sin mesa que nos juntáramos en una, y participáramos sin más, que esas mesas sobrantes se retirarían.

No me lo podía creer. Mi gozo, en un pozo. Lo que iba a ser una nueva experiencia, el comienzo de algo especial o no sé bien qué mas cosas, se quedaba en nada. Sentía un gran enfado. Y entonces, comenzó la "tertulia interna personal" de voces diversas. Alguna me decía: “¿Cómo puedes estar molesto? El acto está saliendo bien. ¿Acaso no tiene un facilitador / moderador que tener como objetivo principal colaborar, animar y “facilitar” el evento, y que todo salga bien? Algo muy de fondo está fallando si antepones tus intereses personales, y estos hacen que te sientas mal en una situación que globalmente está bien...” Claro, yo entendía que aquello no era normal, no podía ser que yo me sintiera mal en una situación así, no tenía ninguna razón de ser ese sentimiento, y denotaba que efectívamente algo muy básico me queda por resolver sobre todo esto. La lucha interna era tremenda. Por supuesto, no estaba haciendo ni caso a lo que se estaba comentando en la mesa. Para remate, surgió otra voz de esas internas que me decía: “La culpa es tuya por andar siempre apurando el tiempo. Si hubieses llegado con más tiempo, habrías llegado antes, te habrían adjudicado un número de mesa más bajo, y seguramente no habrías tenido este problema.”

Llegó el momento de intervenir en mi mesa, pero les comenté lo que ocurría; que no podía aportar nada sobre el tema, ya que estaba en medio de una reflexión interna profunda. Se lo expliqué, y parece que lo entendieron.

Cuando terminó ese primer turno, todos los de la mesa se dispersaron. Yo me quedé prácticamente pendiente de las dos mesas (la mía y en la que había estado) por si venía alguien. Vinieron dos personas a la mesa en la que había estado, y rápidamente pedí el cuestionario de las mesas blancas a los de la organización, y finalmente... ¡hubo moderación! Además, me gustó el ambiente que se creó, los comentarios muy enriquecedores, y el tono muy familiar. Fue muy fácil moderar a dos personas, no se quedaba nadie sin participar. Y muy similar fue el tercer turno, al que también acudieron dos personas. Eso sí, esta vez fue en la mesa que tenía inicialmente adjudicada; de forma que acabé moderando en dos mesas.

Cuando todo acabó, lo típico: un picoteo para los que habíamos colaborado con la organización, los agradecimientos, y los regalos: la taza que cada uno había utilizado, un libro del último curso de Baketik... ¡y la mesa! Sí, sí, la mesa en la que habíamos moderado. Al ser pequeñita y desmontable, no había ningún problema en llevarla en una bolsa. Será un bonito recuerdo.

¿Y con qué me quedo de la experiencia? Pues creo que con lo positivo: Me he replanteado cuestiones básicas sobre lo que supone participar en una actividad que supuestamente ha de ser un servicio; he conocido de cerca una situación de moderación / facilitación; ha sido una bonita mañana; he tratado con gente encantadora; y para finalizar, ¡me han gustado mucho los regados!

Si es que las cosas no suelen ser lo que parecen... ni nosotros mismos tampoco.

viernes, 25 de julio de 2008

El partido del Milenio

Cuentan las crónicas de la época que en aquellos tiempos, los seres humanos tuvieron que jugar un gran partido frente al equipo de las dificultades de la vida. Los días previos se vivieron con gran intensidad, pues un magno acontecimiento deportivo como aquel no se había vivido desde hacía mucho; tantos y tantos días que se perdían en la memoria de los tiempos.

Mucho se temía a aquel adversario; se sabía de su gran potencial. Equipo duro y correoso; sin brillantez, pero capaz de hacer pagar muy caro el mínimo error de su adversario; capaz, en definitiva, de romper en pedazos los más vehementes y deseados sueños de victoria. Aquello no sería nada fácil y todos lo sabían.

Por otra parte, se confiaba también en el gran potencial de los seres humanos. Estos, cuando jugaban con la estrategia del Amor, eran capaces de sacar lo mejor de sí mismos y realizar un juego que asombraba a todo buen aficionado de cualquier confín del universo. Las espadas estaban en todo lo alto.

Y llegó el día del partido. El equipo de los hombres se vio pronto presionado y agobiado por el equipo de las dificultades de la vida. A duras penas conseguían defenderse y mantener el tipo. ¿Qué le ocurría a un equipo de semejante nivel?

En aquel partido, el sentido de equipo y de unidad no había calado en los seres humanos. Parecía que cada uno quisiera resolver el partido por su cuenta. Además, había frecuentes riñas y reproches entre ellos mismos, echándose la culpa unos a otros de los errores que el equipo estaba teniendo. Los defensas decían que los jugadores de más arriba no les ayudaban, los de la delantera que los defensas no daban seguridad al equipo, y ambos que los creadores de juego no lo hacían... incluso entre las mismas líneas también se increpaban: “¿es que lo tengo que hacer yo todo?” Pocas veces un partido se veía tan perdido desde el primer momento, pese a que el adversario no fuese realmente tan poderoso como se estaba mostrando en el campo.

Así las cosas, el equipo de los seres humanos recibió una severa derrota, con un marcador abultado. Es algo que ha quedado en la memoria colectiva de todos; ese tipo de recuerdos que no pueden borrarse y que turban nuestra conciencia y nuestro ser entero.

Pero se dice que, hoy en día, hay gente que cree que un nuevo partido con victoria es posible. Hay gente que está preparando un nuevo equipo. Un nuevo equipo que, esta vez sí, tenga espíritu colectivo, de bloque, sabiendo que todos trabajan para todos. Sabiendo que no se trata de reprochar sino de crear y apoyar. Apostando por contribuir sin estar midiendo las aportaciones del resto. Con ilusión y fe en la victoria. Con capacidad de esfuerzo y entrega; pero un esfuerzo vivido con alegría y libre de miedos, sabiendo que no están siendo juzgados por sus propios compañeros. En definitiva; esta vez sí, un equipo inspirado por Dios, por el Absoluto, con la estrategia del Amor.

Y ese partido lo ganaremos. Y será una victoria para siempre. Una victoria que dejará los malos recuerdos en un baúl, como restos inconexos de una pesadilla del pasado; un pasado que dejaremos definitivamente atrás. Sin nostalgias, sin remordimientos, sin incertidumbres y sin miedos. Porque algo nuevo habrá empezado.

domingo, 13 de julio de 2008

Reflexiones ajedrecísticas

Probablemente el lector conozca algo sobre el mundo del ajedrez. Para aquellos que sean ajenos a este juego, decir que, contrariamente a lo que ocurre en otros, el objetivo final de este no es comer todas las fichas del adversario, sino una específica: el Rey. Podemos llevar mucha ventaja en fichas, que si el contrario nos arrebata nuestro rey, nos ha ganado la partida. Y también ocurre que no todas las fichas tienen el mismo valor estimado: supuestamente un alfil tiene más funciones y más valor que un peón, una torre más que un alfil, y una dama más que una torre. Pero este valor siempre es estimado, está considerado en función a lo que estas fichas pueden ayudarnos a conseguir el objetivo supremo: comer el rey adversario.

¿Por qué comento esto? No, no se trata de comentarios técnicos sobre ajedrez; se trata de introducir el tema para saber de qué estamos hablando. Ocurre que alguien pensó alguna vez que el ajedrez era una demostración práctica de filosofía de vida. Veamos cómo puede ser esto.

En la vida, como en la partida de ajedrez, hay un objetivo supremo, por encima del resto: comer el rey en el ajedrez; y en la vida, conseguir la felicidad y el autodesarrollo, encontrando nuestro espacio. O podemos pensar en otro objetivo supremo, pero seguro que lo podemos encontrar, cualquiera que sea nuestra cultura. Y encontramos una jerarquía de objetivos; los hay más importantes que otros. Cada objetivo nos ayuda a conseguir los de nivel superior; pero sólo nos sirve en la medida en que realmente pueden ayudarnos a ello. Por esa misma razón, no nos servirán si finalmente nos apartan de la consecución de estos objetivos más elevados. Y con estos ocurrirá lo mismo: de poco nos servirán, si no nos ayudan a conseguir el objetivo supremo.

En el ajedrez, y probablemente también en la vida, es fundamental tener una visión global de “la partida”, para poder valorar las situaciones, los momentos y los objetivos en los que estamos enfrascados. Si, por ejemplo, queremos conseguir comprar un producto que nos va a ahorrar tiempo, pero para conseguirlo tenemos que trabajar más horas y emplear más tiempo... tal vez por conseguir ese pequeño objetivo que sería comprar ese producto, estaríamos hipotecando la posibilidad de conseguir el objetivo superior, que era ahorrar tiempo; de forma que ahí podríamos considerar que tal vez ese pequeño objetivo sea inadecuado o inútil para nuestros objetivos superiores, y podríamos replantearnos si realmente nos interesa intentar conseguirlo.

También podemos pensar en el caso de alguien que quiere conseguir un trabajo que después le va a dar una estabilidad económica; podría ocurrir que la formación necesaria le suponga un esfuerzo tan importante que le haga renunciar a su vida personal y repercuta incluso en su salud. Esa repercusión en salud podría hacerle desembolsar cantidades importantes de dinero, lo que le restaría la estabilidad económica que en el fondo estaba buscando. O podría ocurrir incluso que, una vez conseguida esa ansiada estabilidad económica, no le ayudase para el objetivo supremo, similar al que hemos comentado antes.

Supongo que no todo es calculable, medible y previsible. Entiendo que la vida nos da sorpresas y continuamente aprendemos de situaciones que nos sorprenden. Asumo también que todo no es cuadriculado ni exacto, sujeto a miles de matices. Sin embargo, me gusta el hecho de pensar en valorar y relativizar las situaciones que van surgiendo y los objetivos que nos planteamos en la vida, al tiempo que contemplamos esta como un todo, con visión global. ¿A ti qué te parece?

jueves, 26 de junio de 2008

Reflexiones desde lo pequeño

Creo que siempre fui alguien con una gran ambición. Nunca he soportado perder ni a los cromos. De forma que, como no había forma de evitar la derrota, eludí el mundo de la competición. Siempre había grandes metas que conseguir, grandes planteamientos existenciales, todo grande. Todo tenía que ser grande. No podía ser de otra forma: yo creía en la globalidad, y la globalidad es inmensa... Algo se me escapaba, eso sí. ¿Cómo conseguir la convivencia con lo pequeño, entonces? Mi vida estaba llena de pequeñeces que no conseguían la atención que reclamaban, y mi nivel de satisfacción personal no mostraba que mis elevadas aspiraciones estuviesen consiguiendo el objetivo supremo: la felicidad y el crecimiento como persona y como ser humano partícipe de este mundo; mundo que merece nuestra mejor aportación posible.

Seguí mucho tiempo buscando metas elevadas, una de ellas era el cambio de trabajo. Entendía que ese hecho me haría dar un gran salto cualitativo, sobre todo en el empleo de mi tiempo, ya que el trabajo consume tantas y tantas horas. Además, tantas horas dedicadas a objetivos tan nobles tenían que ser ya de por sí una satisfacción que podría hacer que casi levitase al caminar por la calle.

Pero la realidad es terca como una mula, e insistente. No sólo no aparecían esas situaciones tan esperadas por mí, o cuando lo hacían era siempre a precios demasiado altos (sueldos ridículos, trabajos duros y/o en otras latitudes...), sino que además la situación familiar se complicó sobremanera, de tal forma que hoy soy responsable y cuidador principal de mis padres, limitados con Alzheimer ella y con limitación respiratoria severa él; además del siempre determinante factor de una edad muy avanzada, por encima de los 80 años ambos. ¡Era tremendo ver el tramo final de las vidas de estas personas!; sobre todo pensando en que se trataba de durísimas vidas cargadas de sufrimientos, grandes frustraciones, sueños rotos y, en muchos momentos, severas limitaciones materiales.

En poco tiempo, todo empezó a cambiar. Todo era provisional, no podía saber cómo estarían ellos a una semana vista, ni tan siquiera 2 ó 3 días después; y por esa razón tampoco podía saber cómo estaría yo. Empecé a valorar más lo extraordinario de esos momentos cotidianos sin presión, en los que símplemente contemplamos. Y también esos otros momentos en los que compartimos con los amigos y con nuestra gente. Y la libertad de saber que no soy preso de grandes ideas ni conceptos. Porque la grandeza está conmigo en todo momento. Esa grandeza está en todas partes, por ejemplo en esas pequeñas dificultades que me surgen en el día a día y que me sirven para crecer, para aprender a convivir con situaciones diferentes a lo que yo había esperado o imaginado; porque la realidad nos supera, es algo mucho, mucho más amplio que esa cabecita que tenemos, que se cree el centro del Universo. Pero no nos supera en el sentido de derrotarnos, sino que nos absorbe, nos complementa, nos mejora y nos hace parte del todo. Y ahí, paradójicamente... ¡conseguimos ser lo máximo! En su día nos planteaban esto de la trascendencia como una renuncia: “renuncie usted a sí mismo”. Hoy creo que habríamos entendido mejor esta cuestión si nos hubiesen planteado: “¿Por qué conformarse con ser únicamente usted mismo cuando puede ser parte del Universo entero, del TODO?” ¿Por qué ser sólo del “equipo de trabajo de JL.” pudiendo ser parte de otro más grande, del “equipo de trabajo del Amor, Dios, la Trascendencia y la Fuerza Universal”?

De forma que sigo en este proceso que desde luego no ha terminado y tendrá muchos y diversos capítulos, momentos, y altibajos de intensidad. Hoy y ahora empiezo a tener claro que desde lo pequeño puedo ir encontrando ese TODO que siempre anhelé, porque... ¡yo no podía conformarme con cualquier cosa!

Gracias infinitas a todos aquellos que han contribuído, de forma más o menos voluntaria, a que me encuentre en este rumbo.

sábado, 5 de abril de 2008

Encuentro de no famosos

El próximo domingo 13 de Abril, tendrá lugar en la casa Leku de Arkaia un encuentro con Hermanos de la Comunidad de Taizé. Este anuncio, sin más ni más, seguramente dejará indiferente a la mayoría de los lectores. Porque, como digo yo, es el típico encuentro de "no famosos".

Solemos estar al tanto de los eventos de la llamada "alta sociedad". Que si va a ir este o esta, que si hará una gala nosequién... Hasta parece que necesitásemos saber de la vida de esas gentes para poder decir que "estamos al día", que no damos la espalda a la modernidad. Consideramos que esas personas son una especie de "motor" de la sociedad.


De forma que a veces hay encuentros de "no famosos", que pasan desapercibidos. Porque no aparecen en los medios de masas. Pero estas personas son también "motor" interior para muchos. En mi caso, es difícil evaluar todo lo que me aportó en su día vivir la experiencia de pasar una semana en Taizé. No sería exagerado decir que hay un antes y un después, una especie de nueva etapa en el proceso interior que toda persona afronta en su vida. Y todo a través de la sencillez.
Porque Taizé, para quienes no lo sepan, no es "más" que un pequeño lugar en Francia que alberga una Comunidad religiosa Ecuménica (movimiento para la unión de las iglesias), que acoge gente, especialmente jóvenes, durante casi todo el año, en estancias que duran habitualmente una semana. Allí, se participa de la vida del lugar en las tareas más cotidianas, así como en las oraciones generales compuestas de maravillosos cantos, y se comparten inquietudes y experiencias en pequeños grupos. Todo en un entorno de serenidad, armonía y austeridad de medios, pero con la alegría que da el compartir esa experiencia vital con tantas y tantas personas venidas de todo el mundo.
Los Hermanos de Taizé suelen visitar otros lugares, y se organizan encuentros con ellos. De forma que conocer que se va a dar ese evento en la casa Leku, casa espiritual muy cerca de Vitoria, en Arkaia, es para mí una gran noticia. Es un acontecimiento que, pese a ser de "no famosos", es de personas que son y han sido "motor" interior y de verdad para muchos, que no han necesitado oír de Taizé en las noticias de masa; pese a que eso parezca no ir con la modernidad ni con la moda. A alguien se le olvidó que hay cosas que no están de moda, porque no pasan de moda; sino que son siempre parte esencial de la vida.

Os animo a todos a participar en el evento.

jueves, 20 de marzo de 2008

Superdotados

Frecuentemente oímos hablar sobre superdotados. Son personas que tienen una capacidad mental que está muy por encima del común de los mortales. Destacan en una o varias disciplinas de la vida: son o han sido famosos en su trabajo o actividad. Grandes músicos, deportistas, investigadores, científicos, filósofos, escritores. Transmiten envidia y/o admiración a la gente de a pie, pues parecen haber conseguido ese reconocimiento tan ansiado por el ser humano.

Sin embargo, muy frecuentemente, si nos ponemos a indagar en el conjunto de su vida, solemos encontrarnos con importantes sorpresas: vidas llenas de fracasos a otros niveles, desencuentros, crisis internas, soledad... demasiado frecuentemente, vidas infelices en su conjunto. Vidas que cayeron en el olvido, siendo sólamente recordada "su actividad".

Hoy yo quería hablar de otro tipo de "superdotados". Pensaba, por ejemplo, en la persona que está cuidando a mis padres. Esta mujer pasa las veinticuatro horas del día en casa con mis padres, cuidando que no les falte ni les pase nada. Desde el domingo a la noche hasta el sábado al mediodía. El resto del tiempo está con familiares, y trata de contactar con sus hijos que se encuentran en su país, a los que no ve desde hace años. Pese a lo duro que esto parezca y de hecho tiene que serlo, siempre tiene una palabra de alegría, un gesto de amabilidad y de ilusión.
No ha perdido la capacidad de los niños de maravillarse ante los milagros cotidianos de la vida. Sabe que las personas mayores son limitadas, más limitadas aún que nosotros (que también lo somos). Sabe que, si las cosas van bien, algún día nosotros también seremos parte de ese limitado (en sus capacidades, que no en número) colectivo. Además, no sólo lo sabe en su cabeza, sino que lo tiene integrado en su ser.

Hoy yo quería homenajear con este escrito a todos aquellos verdaderos "superdotados" que el mundo ha dado. Todos aquellos que sí que han contribuído a un mundo mejor y más humano; no sólo por un gran descubrimiento o por una especial habilidad en un tema concreto, sino que han sabido transmitir alegría y esperanza a su alrededor, y han creado verdaderos lazos humanos. Gente que ha sido de verdad importante para las vidas de otros. Porque, cuando indaguemos en sus trayectorias, seguramente encontraremos, además de las dificultades propias de toda persona, mucho amor y mucha plenitud; vidas que no caerán en el olvido, sino que habrán sido verdaderamente importantes para aquellos que los conocieron. No sólo serán admirados por su capacidad, serán queridos por su insustituible aportación a este mundo que necesita tantos y tantos como ellos. Pese a que no posean capacidades de las que suelen reconocerse públicamente.

Gracias por ellos.

domingo, 2 de marzo de 2008

Vida de aprendizaje

En diversas vertientes culturales de hoy en día se habla de que la vida es un continuo aprendizaje. No deja de ser una idea que da consistencia y sentido a la existencia humana.

En mi experiencia personal, así lo he podido vivir, como creo yo que la mayoría: primero tuve que aprender a relacionarme con el mundo a nivel de supervivencia, después tuve que aprender a relacionarme socialmente. También tuve que aprender todos los conocimientos académicos que supuestamente me capacitarían para ganarme el sustento y ser dueño de mi propia vida y no alguien dependiente.

Para muchos, el aprendizaje queda aquí. Pero mi descubrimiento y experiencia personal van más allá; esto sería sólo un "punto de partida" para pasar a otras etapas, como la de descubrir quién soy yo realmente y qué es lo que me hace sentir pleno y feliz. Y hablo de descubrir desde lo vivencial, no desde lo teórico.

Y es que incluso para alguien de la tercera edad, este proceso continúa. Por ejemplo, mis padres, que se encuentran ahora en ese momento. Ahora mismo necesitan ayuda para casi todo, situación que les supone mucho sufrimiento y acrecienta su visión de este mundo como "valle de lágrimas" que siempre tuvieron.

Por lo que veo en la difícil etapa que mis padres están viviendo, queda aún un muy duro aprendizaje en la última parte de la vida: cuando descubrimos que el ego, en el que toda nuestra vida hemos confiado como valor cuasi supremo, se muestra como el gran farsante que es en realidad. Siempre confiando en nuestras fuerzas, nuestras capacidades, nuestra voluntad... hasta que, en el momento en que más lo necesitamos, nos falla. Porque llega el momento en que tenemos que confiar más allá de nosotros mismos: en que los demás nos ayuden incluso en las cosas más básicas, en que nuestra condición de seres sociales se haya desarrollado lo suficiente como para poder tener ese necesario apoyo externo.

Aquellos que consigan sentir y percibir (no sólo saber) que, pese a los años, siguen atravesando etapas de aprendizaje, y que además sepan diferenciar aquello en lo que se puede depositar nuestra confianza y expectativas y en lo que no (como nuestro famoso ego), no sólo evitarán una gran fuente de sufrimiento, sino que aportarán una importante dósis de plenitud a su vida.

¿Lo conseguiremos nosotros? Feliz aprendizaje a todos.

martes, 12 de febrero de 2008

Acomodarse...

El otro día fui a ver a la asistente social. En estas situaciones de citas con organismos públicos, la espera suele ser poco menos que inevitable y casi siempre tediosa. Por si fuera poco, ví que no había silla disponible; ´por ello, tendría que esperar de pie, sin acomodarme.

Está en nuestra naturaleza humana que tendemos a la estabilidad y a acomodarnos. En esta ocasión, sin embargo, tuve oportunidad de saborear las ventajas de no hacerlo. Al no poder sentarme, fui a echar un vistazo en el tablón de anuncios que había en la sala. Y encontré avisos realmente interesantes; uno de ellos hablaba de Ascudean, una asociación de familiares cuidadores de personas mayores. Tomé nota del teléfono, he quedado con ellos, y lo cierto es que la información que me han conseguido puede ser vital en mi situación.

¡Cuantas veces en la vida nos enfadamos y hasta maldecimos por no poder acomodarnos! Y sin embargo, como yo mismo pude comprobar ese día, al no hacerlo abrimos otras puertas y damos pie a nuevas posibilidades. Es algo que no sólo ocurre en la consulta de la asistente social; es una ley de la vida que frecuentemente olvidamos, en un mundo en el que nos enseñan a asegurar por encima de todo, y donde cada vez más los riesgos los vivimos en el mundo de la ficción (teleseries, videojuegos, etc.), no sea que tengamos que sufrir en el Mundo moderno del Imperio del Bienestar (en el primer mundo, claro). Eso no estaría bien visto y seguro que no vendería.

martes, 8 de enero de 2008

Feliz Año nuevo... como todos los años

Pues sí, un nuevo año ha comenzado. Como todos los años. Da la impresión de que esa fecha es un “punto de inflexión”, un momento en el que, por arte de magia, todo cambia y es diferente, simplemente por haber comenzado Enero. Un mes que, si hacemos memoria, ya empezamos también el año pasado. Y el otro, y el otro…

Recuerdo una tertulia en la que se hablaba de todos los cientos y miles de propósitos nuevos para este año. “¿Cómo no se les habría ocurrido eso hasta ahora?”–me preguntaba yo-. Pero parece ser que esos propósitos e ideas no eran nuevas. Por lo visto, según se descubre cuando uno investiga un poco, esos mismos pensamientos vuelven año tras año, por aquello de “este año sí que sí”. Vamos, la euforia del momento trascendente de las uvas y la fiesta, el cava y todo eso.

No estaría de más que, junto a lo bien que está hacer propósitos para el año que comienza, nos recordaran que, en este mundo en el que confluyen la magia y la matemática, lo sublime y lo cotidiano, lo visible y lo invisible, no ocurren cosas nuevas mientras no hacemos cosas nuevas. Comenzamos por desear, pero no suele ser suficiente. ¡Qué dura es la realidad!

Pero eso tampoco tendría que ser una excusa para resignarnos a quedarnos sin sueños. No, algo tan importante no puede quedar fuera de juego por una excusa tan poco original. ¿Quién dijo que no podemos hacer cosas nuevas, cambiar nuestras actitudes?
Poder, se puede. Yo apuesto por intentarlo. En el campo del deseo y también en el de la acción. ¡Feliz 2008!