Algo nuevo comienza...

¡Hola a todos! Este es mi blog personal. Como bien dice el título, además de ser mi lugar personal, donde os iré informando a todos los que queréis saber de mí, sobre las pequeñas y grandes cosas comentables que continuamente nos ocurren, me gustaría que fuese eso; una encrucijada; donde se juntan diferentes y distantes mundos, que tal vez de otro modo nunca se encontrasen. Ahora el destino lo quiere así.Habrá opiniones sobre lo humano y lo divino, sobre lo políticamente correcto y sobre lo que no lo es tanto. Sobre temas incómodos y sobre los que todo el mundo quiere hablar. Sobre equilibrio y desequilibrio; sobre justicia y paz; sobre alimentación natural; sobre deporte y política; sobre amistad y vida social; sobre amor y trascendencia... En fin, sobre tantas cosas y tantos mundos...Un abrazo a todos y a todas.

sábado, 29 de diciembre de 2007

Encuentros en la Tercera Fase

Estos días en los que tengo vacaciones, he tenido ocasión de quedar con gente diversa para estar algún rato, para comer, etc. Ha sido algo muy grato y satisfactorio.

Pero también ha aumentado mi sensación de que a veces esos encuentros son como "encuentros en la tercera fase". Encuentros en los que veo a gente muy dentro de su colectivo, muy dentro de su idea, muy dentro de su "tipo de gente". Con gran respeto siempre hacia ellos, desde luego, me viene el pensamiento de que "qué lejos están entre sí los diferentes mundos que conozco". Sí, realmente lejos. No tiene nada que ver la cosmovisión de los amigos de Mondragón, la de los del grupo Bantaba y otros grupos parroquiales, la de mi cuadrilla de amigos, la de otros amigos puntuales, la de la gente del foro de meteorología, la del trabajo, la de otros colectivos que conozco... Esto es enriquecedor, ciertamente, muestra una gran "biodiversidad"; pero al mismo tiempo hace que aumente el reto que siento de ser, como dice el blog en su nombre, "encrucijada de los mundos". Es algo que cada vez siento como más necesario y apremiante: servir de conector entre esos múltiples mundos que, en contra de lo que podría parecer, necesitan complementarse y enriquecerse, y seguramente en el fondo buscan algo bastante similar, aunque sea de forma no consciente: ser felices y desarrollarse. Eso es algo innato del ser humano, no se puede eliminar sin eliminar también a la persona.

¿Habéis tenido alguna vez esta misma sensación? Seguiremos por esta línea... Saludos a todos.

martes, 25 de diciembre de 2007

Feliz Navidad

Otro año más, seguimos diciendo "Feliz Navidad". No importa que sigamos pensando en las mismas cosas de siempre, no importa que sigamos con las mismas rencillas y estrechez de miras; no importa que nuestra vida siga bloqueada por ese sin fin de obstáculos que nosotros mismos le hemos puesto; tampoco importa que tengamos nuestras espectativas puestas en ese montón de regalos que esperamos, o que pensemos con agobio en todos los que tenemos que hacer.

Pese a eso, seguimos diciendo "Feliz Navidad". Y nos quedamos tan anchos.

Es cierto que hoy en día, la celebración de la Navidad está volviendo a ser sólo lo que ancestralmente fue, la fiesta del solsticio de invierno, que es cuando ya los días van a empezar a crecer. Ya no bajan más; la oscuridad ha llegado al límite. ¿Tal vez nosotros también sentimos estar al límite? ¿Puede este ser un momento para remontar el vuelo? Si por lo menos fuese así... Esto no deja de tener su punto trascendente, al fin y al cabo vivimos y somos parte del Planeta Tierra, aquel en el que esto está ocurriendo.

Porque ya queda muy poco de la Navidad cristiana de verdad, aquella que dió origen al nombre de Navidad. Aquella en que se celebra que vino un niño a la humanidad, con grandes dotes y capacidad, Hijo de Dios para muchos y gran profeta y personalidad universal para otros. En cualquiera de los dos casos, queda todo lo que dijo e hizo; suficiente motivo para Celebrar. Sí, lo he puesto con mayúsculas, porque eso daría lugar a una Celebración con mayúsculas: nada menos que vino alguien que nos demostró con su vida que podemos liberarnos de las ataduras que nosotros mismos y la sociedad nos pone, que somos dueños de nuestra vida, y que eligiendo liberarla con los criterios del Amor seremos felices y podremos desarrollarnos como personas y seres trascendentes que somos. Alguien que, aparte de lo místico y trascendente que esto pueda sonar, no dudó en expulsar del templo a los que hacían negocio a costa de estos temas (esto hoy en día se llamaría "intolerancia" y "fundamentalismo"...) Alguien que, pese a eso, tampoco quiso vincularse con los movimientos "liberadores" partidarios de la violencia. ¡Casi nada!

Tengo mis serias dudas, como casi todos los historiadores, de que el tal Jesús naciese por esas fechas. Pero sinceramente, me da igual; estas fechas no están escogidas al azar; realmente la simbología de que la oscuridad ha tocado techo, y ahí empieza ya un lento crecer de la luz, es el mejor resumen de esta historia. Las casualidades no existen en otros temas y aquí tampoco.

Mi propuesta sería que, por lo menos en esta ocasión, pensáramos algo sobre todo esto al decir "Feliz Navidad", y que seamos capaces de salir un momento de nuestro pequeño mundo de inmediateces, limitaciones, prisas y compromisos sociales, y abrirnos a la Trascendencia Universal que, sea cual sea nuestra creencia, nos afecta en este momento. También si sólo queremos celebrar el solsticio.

¿Lo intentamos? Feliz Navidad.

lunes, 19 de noviembre de 2007

Curso sobre el método Silva

Este fin de semana hice un curso sobre el llamado Método Silva. Me ha parecido algo increíble, con un potencial inaudito. Básicamente, y simplificando mucho, se trata de que, a través de unos sistemas de relajaciones, entramos en unas frecuencias cerebrales en las que podemos procesar mejor muchas cosas, y desde ahí trabajar cosas tan variopintas como memorizar mejor, ponernos un despertador sin despertador, aspectos de nuestra personalidad, problemas físicos...

Hay quien no cree en este tipo de cosas, y desde luego es muy libre. Yo sí que creo. Y no sólo por la multitud de testimonios que pueden encontrarse que nos llevan a pensar que esto es así. Yo me refiero a que, conociendo cómo funciona, me doy cuenta de que no es la panacea. No es algo que nos dan hecho, y que resulta una fórmula mágica que resuelve las cosas por nosotros. No. Porque nunca he creído en ese tipo de cosas. El método Silva, en cambio, requiere para funcionar grandes dósis de ilusión, empeño, dedicación y constancia. Por supuesto, sí que creo en estos pilares. Son los mismos principios necesarios para el éxito de cualquier empresa o propósito vital que nos marquemos. ¿Qué marca la diferencia entre algunos que parece que lo consiguen todo y otros que están rodeados de una inexplicable mala suerte? Pues, por lo menos en nuestro mundo habitual (no hablo aquí de las grandes desestructuraciones sociales y las injusticias que oprimen a las gentes de tantos y tantos países a niveles poco menos que insostenibles que dejan a esas personas muy poco margen de maniobra), hay gente que sí que está dispuesta a invertir grandes dósis de estos principios en su vida, y otra gente que no; que prefiere que la vida marque un camino... ¡es más fácil seguir ese camino, y luego quejarse de que no nos gusta! También quiero unir esto con el tema del Amor. Esos principios que he mencionado son ingredientes esenciales en el Amor. Hay gente que piensa que el Amor y la visión positiva de la vida es poner cara de imbécil en todo momento, y decir que nos gusta y está bien todo, incluso lo que no. No se trata de nada de eso. Se trata de ver las posibilidades que se nos abren incluso cuando todo parece más difícil, estar abierto a ellas, y confiar que todo irá bien; confiar porque nos sabemos capaces de poner ilusión, empeño, dedicación y constancia en ello; porque somos capaces de ver un reto, un desafío, allí donde otros ver un terrible problema. Y eso sí es Amor.

Desde luego que esto no conozco nadie que lo tenga totalmente superado y resuelto. Yo tampoco, se puede decir que estoy empezando. Pero me apunto a este desafío. ¿Y tú?

martes, 13 de noviembre de 2007

¿Cumpleaños Feliz?

En estas fechas en que anda próximo mi cumpleaños, se me ocurrían algunas reflexiones a este respecto.

Es curioso cómo hoy en día todo el mundo queremos vivir el mayor tiempo posible; pero por otro lado, no nos gusta cumplir años. Si queríamos vivir muchos años, estos tendrán que llegar, ¿no? Pero no queda aquí la paradoja. Alguna gente vive este acontecimiento con sincera depresión, con una sensación de que "esto se va acabando".

Es una pena que no nos hayan educado para valorar lo que se va haciendo y creciendo, y nos perdemos en inútiles nostalgias sobre lo que pudo ser y no será, el tiempo que se fue... en fin, todo eso. Basta un punto de vista mínimamente constructivo para poder valorar positivamente toda una trayectoria vital que nos confiere una experiencia personal irreemplazable e insustituíble. De hecho, en culturas ancestrales se otorgaba a la experiencia de los mayores y los ancianos un gran valor, no sólo a nivel de reconocimiento, sino incluso a nivel decisorio en sus comunidades. Tal vez hoy no queremos valorar esas experiencias, sino quedarnos en la apariencia, en lo externo, para valorar a los que asombran con ese exterior: grandes bellezas exteriores, grandes deportistas, cantantes, gente poderosa con muchas cosas, muchos medios externos y mucho dinero, etc. Decididamente, hoy el mundo exterior gana la partida al interior, y además por goleada. ¿O tal vez lo parece? No olvidemos que, a la hora de valorar esta "partida" lo estamos haciendo desde los ojos y los baremos de ese mundo exterior... Y es que el mundo interior está dentro de nosotros, es símplemente nuestra esencia, y no necesita competiciones, ni demostrar nada; tal vez por eso no lo hace.



Yo, de momento, me apunto al "club" de los que sinceramente celebran años. ¡Bienvenida esa experiencia añadida a mi mundo interior! Y lo siento por quienes no sean capaces de apreciar la suya propia, pues es su esencia misma; no valorarla es no valorarse, y no hacerlo es no aportar amor a un mundo que tan necesitado anda de aportaciones sinceramente positivas.

lunes, 1 de octubre de 2007

Algunos días...

Hay algunos días en los que me cansa vivir en la provisionalidad
Algunos días me cansa sentir que no sintonizo socialmente, que no respondo a lo que se espera, que soy incapaz de interpretar correctamente los mensajes sociales que recibo. Que no tengo medida “introversión-extroversión”.
Me siento mal de haber sido “molesto”, o “pesado” para gente que me ha percibido como si estuviese “de caza y captura”.

No entiendo este mundo. No lo entiendo. Bueno, la verdad es que a Amaral le pasaba igual, y por lo menos le salió una canción que vendió bastante. Supongo que siempre podemos encontrarle la vuelta... de momento, sigo buscando.

lunes, 24 de septiembre de 2007

A vueltas con la mística...

En estos tiempos complicados que corren, incluso a nivel personal, recuerdo a veces aquel Encuentro sobre espiritualidad. Se decía que la espiritualidad y religiosidad del mundo moderno, sería mística o no sería. Yo que siempre he creído en la "democracia", incluso en estos temas, me resisto a creer que eso de la mística sea algo para "iniciados", o para "minorías", "élites" o calificativos así que más me inspiran desconfianza que otra cosa.

De forma que andaba yo pensando que eso de la mística tendría que ser algo "para todos los públicos"; algo más sencillo que lo que muchas veces nos han pintado. Siempre recuerdo un amigo que me decía "¿yo, cómo voy a rezarle a un Dios que nunca me han presentado? Yo, a ese señor no le conozco de nada..." Ingenioso, sí; y bastante acertado, tal vez. Pero una visión parcial: no le conocemos directamente... pero conocemos su obra, su creación: el Universo. Un Universo que, si lo pensamos un poco, nos proporciona lo necesario para vivir: alimento, respiración, entorno social en el que desarrollarnos y crecer como personas. Incluso este Universo nos envía mensajeros para que, aquellos que carecen de esas cosas básicas, puedan ser ayudados por otros. El milagro de la vida es patente, tantas y tantas cosas que pasamos por alto que las damos por sobreentendidas... tal vez sea que para conectar con esa grandeza y trascendencia Universal haya que empezar por valorar como grandes regalos esas pequeñas cosas que ni siquiera tenemos en cuenta: un pájaro que vuela, una sonrisa, un árbol cambiando la hoja, un insecto volando, un amigo que nos llama... en fin. Probablemente fuese así todo mucho más fácil. Otra cosa es que nos "vaya la marcha" y nos gusten las complicaciones y los grandes desafíos...

sábado, 15 de septiembre de 2007

Sobre mi padre

En estos momentos en lo que parece que mi padre está en el principio del fin, múltiples sentimientos, percepciones y reflexiones me surgen. Algunas de ellas muy difíciles de plasmar en palabras, pues pertenecen al mundo de lo inexplicable, de lo indescriptible, de lo que queda fuera de todo idioma pues pertenece al inexorable mundo interior.

Algunas reflexiones, en cambio, son más fáciles de plasmar y siento necesidad de hacerlo.

Algunos dicen: "este hombre cómo está así, y eso que no ha hecho excesos en su vida..." Claro, estamos hablando de lo que esta sociedad considera como excesos: fumar, beber, salir de fiesta, mujeres... Por lo visto, no se considera un "exceso" haber empezado a trabajar duramente con 12 años. Tampoco haber sido denigrado y ninguneado en un irracional y salvaje servicio militar (supuestamente "donde te haces hombre") en el que enfermó muy seriamente por hambre y frio, y al que tuvo que regresar "para acabar de cumplir con la patria" cuando estuvo medio recuperado. Tampoco parece ser un exceso haber trabajado en los trabajos más duros sin las que hoy consideramos medidas básicas de protección.

Es sorprendente e hipócrita esa visión en la que parece que las personas "de bien" tienen que renunciar a un tipo de excesos, y por contra tienen que tragarse los otros siempre que les toque. Incluso, a veces, decimos que ciertos excesos "nos hacen un hombre". ¿Un mundo de hombres creados a través del dolor y la crueldad? ¿Qué puede transmitir eso, aparte de más dolor? ¿Ese es el futuro que siempre decimos que hay que forjar para las generaciones futuras?

¿Alguien se acuerda de un histórico personaje (al que esta misma cultura occidental dice venerar) que dijo que lo importante era el Amor? Creo que, decididamente, no hemos entendido nada de nada.

jueves, 28 de junio de 2007

Velada televisiva (II)

Como decíamos antes; el pasado domingo ví un par de programas interesantes por televisión. Sí, sí, lo eran; no es broma. Estos sí me parecieron buenos. Los dos tocaban, desde muy diferentes puntos de vista, el tema de la ecología.

El primero trataba sobre la experiencia de Mataveneros, un pueblo de León que en su día (allá por los años 60) se abandonó, y posteriormente se repobló por gente del mundo alternativo, concretamente del movimiento ecologista "arco iris". Esta gente se estableció y reconstruyeron las infraestructuras básicas. No lo tuvieron fácil, y siguen sin tenerlo; pese a todo, siguen demostrando que es posible vivir de otra forma, apostando por otras cosas; mostrando cómo la alternativa, si bien nunca es perfecta (¿quién dijo que la utopía ha de serlo?), puede ser tan válida o incluso más que las que nos venden desde casi todos los medios a casi todas horas.

El segundo trataba sobre unas paradisíacas islas, en las Seychelles, en las que se han construído hoteles de máximo lujo para clientes muy exclusivos y exigentes; eso sí, todo muy bien integrado en el medio natural, y con un gran trabajo ecológico de conservación. Desde luego que todo se ha hecho a conciencia y probablemente esas islas se han salvado de una explotación salvaje de sus recursos naturales gracias a esos fastuosos hoteles que, a un servidor, le dan casi hasta miedo, y le hacen evocar los tiempos en que leíamos historias de "Las mil y una noches", y otras sobre grandes emperadores.

¡Qué diferente puede llegar a ser la visión que tenemos sobre qué significa ser ecológico! Uno no deja de sorprenderse de la gran diversidad que encontramos a nuestro alrededor; incluso a veces dentro del mismo tema. Y es que siempre ha habido categorías, y clases, faltaría más. Una es la ecología "vulgar", para el pueblo llano, y otra, la ecología "de élite". Me da la impresión, eso sí, que últimamente esta última es la que más nos venden, de la que más nos hablan. Es la ecología que busca que quede todo muy bonito; la que carece de una visión global del planeta y de sus problemas; la que no incluye el bienestar del ser humano dentro de sus premisas, o al menos no a todos; la que suele gustar a muchos políticos; en definitiva, la que no sería posible para todos. Pero también es la que se vende mejor; y ya se sabe que hoy en día, lo que mejor se vende es lo que triunfa. Está claro que es fácil vender algo que lo presentamos como "bueno, bonito y barato" al mismo tiempo. Todavía hoy en día nos creemos que eso es posible... incluso hablando de ecología.

Velada televisiva (I)

El pasado domingo, como tocaba sesión familiar, ví un par de programas interesantes por la tele. No deja de ser curioso que, de forma tan habitual, asociemos “velada familiar” con “velada televisiva”… Hay que ver qué bien se integra ese aparato con la mayoría de nuestras familias. Y eso que es un miembro que no sólo no escucha, sino que además habla y habla, sin importarle en absoluto lo que pensemos los demás. A veces creo que, para haber conseguido una integración tan buena en el entorno familiar, sólo puede ser por dos razones: o bien es porque en realidad es igual que los demás del entorno, que tampoco nos importa ni nos interesa lo que digan o piensen los demás; o bien se trata de que, en un mundo en el que casi nadie encuentra nada especial ni interesante qué decir ni compartir, el único que se pone a ello monopoliza la sesión. Total, a nadie le importa excesivamente… Y es que cada vez nos gusta más que otros hagan por nosotros cosas tan costosas y fastidiosas como dialogar, intervenir, pensar, tener criterio...

viernes, 22 de junio de 2007

Fin de semana sin fútbol...

Finalmente acabó la liga de fútbol. Conozco más de uno que se siente aterrado ante la idea de un fin de semana sin fútbol; ¿podremos sobrevivir? Supongo que no será fácil. Claro, el fenómeno futbolero está tan arraigado entre nosotros... Y eso que no es algo sencillo de explicar; porque la verdad es que desafía incluso a la lógica más atrevida: veintidos personas a por un balón, para conseguir que traspase unas líneas, y entonces vivir todos un subidón de adrenalina... por un hecho que no cambia en absoluto nuestra vida real.

Analizando un poco, sí que podemos encontrar razones para el éxito arrollador de este fenómeno; pues incluso un servidor siente un algo interior muy especial cuando ganan los nuestros y pierden los otros, los malos malísimos; y hasta una especie de angustia vital cuando ocurre lo contrario.

Efectívamente, se trata de algo que conecta con nuestro yo más visceral, con nuestro lado más irracional en un mundo en el que a veces nos sentimos acorralados por lo cerebral y matemático, lo organizado y previsto, por el mundo del "dos más dos siempre serán cuatro"... ¡el sentimiento también existe! Y, desde luego, es un auténtico chollo para el sistema: nos olvidamos por muchas horas de nuestros problemas reales, nos inculcan más y más el poderoso e incuestionable valor absoluto de la competitividad, sirve de negocio redondo para muchas personas... poco menos que la panacea, vamos; ¡esto hay que potenciarlo todo lo que haga falta!

También entronca con nuestros ancestros tribales, en los que nuestra tribu había de imponerse a las demás y había que dejar bien claro quiénes eran los más fuertes. Era una cuestión de supervivencia. El problema es que, en el mundo globalizado de hoy en día, con tres cuartas partes de la población mundial viviendo fuera del pastel de la sociedad del bienestar, probablemente las claves para la supervivencia empiecen a ser otras... La evolución no se detiene.

jueves, 21 de junio de 2007

Cuando oigo, veo y leo las noticias...

Cuando oigo, veo y leo las noticias, después de superar el primer impacto e impresión de prisa, estrés y preocupación que transmiten, me doy cuenta de que hay gente que sabe hacer muy bien su trabajo. En el mundo de la eficiencia y el pragmatismo por encima de todo, este terreno de la información no podía ser menos que nadie. Hay gente que le pagan para demostrar que su noticia sea la mejor y más importante de todas, y la lucha por conseguirlo es espectacular y demoledora. Frecuentemente consiguen que pensemos que en esas noticias nos va poco menos que la vida. Cuestiones que el sentido común jamás nos haría pensar que podían tener nada que ver con nuestra vida real, hoy nos parecen vitales: que si alguien se casa o se separa, que si le han pillado a alguien en un escándalo muy gordo, que si no se quién ha dicho no sé qué tontería, que si tal empresa ha ganado menos de lo esperado... ¡esto se hunde! pienso al instante. Se hunde, igual que ayer, igual que la otra semana, igual que el año pasado... Mientras tanto, nuestra vida real, como la de la humanidad entera, sigue pasando discretamente, sin hacer ruido; no sea que nos enteremos de que está ahí...

Pero nada tiene que sorprendernos; siempre se supo que, cuando alguien tiene la mano en el bolsillo de otra persona, tiene que ir siempre donde va esta. Los grupos de poder financian los medios; luego son sus medios. ¿Hasta cuándo seguiremos haciéndoles el trabajo? ¿Hasta cuándo seguiremos pensando como quieren que pensemos?