Adivina, adivinanza...
Era muy jóven, prácticamente un niño cuando te conocí, a través de mi padre. Y a pesar de esa conexión, no me gustaste en aquel primer momento. Ahí me llegó la propuesta de vincularme contigo, que me sorprendió. Desde la familia se me dijo e insistió respecto a que contigo tendría una vida buena y estable, algo a lo que mucha gente en estos tiempos (demasiada) no puede conseguir. Como siempre he considerado que es de bien nacidos ser agradecido, y que siempre tenemos que escuchar las opiniones y razonamientos de los demás, que de todo tenemos algo que aprender, acepté la propuesta. Y la verdad es que durante esos primeros veranos que compartimos, mientras me preparaba para estar contigo, sí que tuve la sensación de que efectivamente así conseguiría una vida más fácil y cómoda, y eso me hizo pensar que estaba en buen camino. Cuando llegó la hora de la verdad, muchos sueños y esperanzas se esfumaron, y aquello fue como una pequeña representación del infierno en la Tierra. Situaciones ter...