Un fin de semana necesario pero incómodo. Un viaje familiar. Nuevas carreteras y nuevo recorrido; como el de siempre... pero no del todo. Nuevos sentimientos que se mezclan con viejas sensaciones. En la frontera entre la memoria y los recuerdos, entre lo que fue y lo que pudo ser. ¿Movidos por el amor, o por el deber? ¿Quizás en el fondo es en parte lo mismo? Imposible saberlo. Una fuerza inexplicable racionalmente nos lleva allí. Allí, a un pueblo pequeño que es también parte de mí, pese a los muchos años que hace que no lo visitaba.
Viejos conocidos, que muchos para mí ya no tienen ni nombre; y su cara es un vago recuerdo. Las sensaciones se entremezclan e interiormente siento algo fuerte e indefinible. También el reencuentro con una vieja amiga que muestra seguir siéndolo pese al paso de los años. Quizá quedaron más cosas de las que yo en principio imaginé...
Nueva misa de funeral de despedida, más dura y difícil que la anterior. Allí quedan las cenizas de mi madre. En el lugar común de los antepasados de la familia. Su despedida es finalmente reencuentro con la tierra en todos los sentidos de la palabra y con los suyos. Como el ciclo de la vida. Como todo. Como nosotros mismos.
Seguimos haciendo ciclo de la vida. Payo de Ojeda, 17 de Julio de 2010.
Viejos conocidos, que muchos para mí ya no tienen ni nombre; y su cara es un vago recuerdo. Las sensaciones se entremezclan e interiormente siento algo fuerte e indefinible. También el reencuentro con una vieja amiga que muestra seguir siéndolo pese al paso de los años. Quizá quedaron más cosas de las que yo en principio imaginé...
Nueva misa de funeral de despedida, más dura y difícil que la anterior. Allí quedan las cenizas de mi madre. En el lugar común de los antepasados de la familia. Su despedida es finalmente reencuentro con la tierra en todos los sentidos de la palabra y con los suyos. Como el ciclo de la vida. Como todo. Como nosotros mismos.
Seguimos haciendo ciclo de la vida. Payo de Ojeda, 17 de Julio de 2010.
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