Camino
Andaba yo pensando algún tema sobre el que escribir. Y no es que uno no tenga nada interesante en su vida, qué va; la considero suficientemente plena e intensa, aunque muchas veces no en el sentido en que hoy en día se entiende la intensidad ni la plenitud. Pero buscaba yo algún tema "para todos los públicos", no sólo para "iniciados" en algunas aficiones o temas que conozco y que, desafortunadamente, sólo suenan conocidos para una reducida minoría.
Y ayer casualmente me topé de bruces con lo que buscaba. Ahora lo escribo, no ya como pensaba (para "cumplir" con mis visitantes), sino más como una necesidad vital. Necesito compartir mis impresiones sobre tal experiencia.
Fui al cine a ver la película "Camino". Hay ocasiones en las que uno va al cine, se entretiene un rato y ya está. Después de la sesión sólo quedarán cuatro vagos recuerdos y aquellos pequeños momentos en que nos sorprendió, nos emocionó o nos hizo reir a carcajadas. Y generalmente opinaremos: "no estuvo mal", o "un poco floja, para mi gusto", "muy empalagosa", "demasiado previsible", etc.
Pero ayer no ocurrió tal cosa. Yo no sé si el lector habrá visto esta película; para aquellos que no, decir (para saber un poco de qué estamos hablando) es una historia inspirada en un caso real, de una niña con un cáncer muy agresivo, y su vida y la de los suyos en los últimos meses. Hay veces en las que, sin esperarlo, nos topamos con el sufrimiento y la desesperación elevados al infinito, y este nos toca, más aún nos trastoca, nos deja noqueados y no sabemos qué decir, ni qué pensar, ni cómo reaccionar, ni qué sentido tiene todo. Aún un día después, me cuesta apartar de mi mente ese rostro desencajado de dolor y tristeza que sólo un tiempo atrás era una alegre y preciosa niña de ojos redondos y brillantes ilusionada con un mundo que empezaba a conocer desde su incipiente adolescencia.
Alguien podrá decir, no falto de verdad ni de razón, que estas cosas y situaciones existen desde que el mundo es mundo, que es ley de vida, que "parece mentira que te des cuenta ahora de que esto pasa", "yo conozco tal caso parecido", etc. De acuerdo, lo reconozco, ahí no discutiré. Soy débil y frágil. Y es cierto también que este planeta está lleno de situaciones de extremo sufrimiento, que aquellos que deciden -con nuestro consentimiento y complicidad a veces involuntaria- no hacen sino permitir que día tras día haya más y más. Tal vez soy de esos pobres ilusos que todavía hoy, en estos tiempos que corren, piensan que este mundo puede también ser fuente de felicidad, alegría y plenitud.
Pero, qué queréis que os diga. También Jesús lloró amargamente cuando vio muerto a su amigo Lázaro. Porque algo ocurre cuando ponemos un rostro, nombre y apellidos a una situación, a un problema abstracto, por muy conocido que sea. Porque entonces se hace nuestro, nos hacemos arte y parte. Es cuando ya no valen razonamientos, ni valoraciones objetivas, ni frios análisis de la realidad. Y su batalla por aferrarse a la vida se hace también nuestra bandera.
Y siendo mi bandera, me sublevo y rebelo contra la idea de la resignación, la de la negación de la dignidad por conseguir la perfección. Protesto contra la idea que subyace en muchos personajes, por la que "estamos aquí para eso". Y si es necesario, me levanto en armas con formato texto contra la idea que también aparece, de "buscar mártires para la causa". Señores, basta de desear dolor ajeno para unos ideales, los que sean. En el mundo hay demasiados mártires ya. Por favor. Basta de manipular corazones sencillos. Porque no todo vale "por la causa"; sobre todo cuando esta causa es un concepto abstracto y bastante discutible. Es espeluznante cómo algunas personas han transformado y desvirtuado la palabra "amor". Se suele acusar a los frívolos y hedonistas de hacerlo; pero ahora yo acuso a otros que me dan más miedo aún: a quienes lo equiparan con negación, resignación y dolor gratuito. Gente que suelen pedir a otros grandes niveles de perfección y virtud, casi siempre a través de normas y leyes y muy pocas veces con amor y compasión, que es lo que este mundo realmente necesita. La vida en su naturaleza ya es suficientemente complicada como para que contribuyamos a hacerla más aún con absurdas competiciones entre el bien (nosotros) y el mal (los que piensan distinto), sobre quién es más puro y mejor. Por favor.
Y ayer casualmente me topé de bruces con lo que buscaba. Ahora lo escribo, no ya como pensaba (para "cumplir" con mis visitantes), sino más como una necesidad vital. Necesito compartir mis impresiones sobre tal experiencia.
Fui al cine a ver la película "Camino". Hay ocasiones en las que uno va al cine, se entretiene un rato y ya está. Después de la sesión sólo quedarán cuatro vagos recuerdos y aquellos pequeños momentos en que nos sorprendió, nos emocionó o nos hizo reir a carcajadas. Y generalmente opinaremos: "no estuvo mal", o "un poco floja, para mi gusto", "muy empalagosa", "demasiado previsible", etc.
Pero ayer no ocurrió tal cosa. Yo no sé si el lector habrá visto esta película; para aquellos que no, decir (para saber un poco de qué estamos hablando) es una historia inspirada en un caso real, de una niña con un cáncer muy agresivo, y su vida y la de los suyos en los últimos meses. Hay veces en las que, sin esperarlo, nos topamos con el sufrimiento y la desesperación elevados al infinito, y este nos toca, más aún nos trastoca, nos deja noqueados y no sabemos qué decir, ni qué pensar, ni cómo reaccionar, ni qué sentido tiene todo. Aún un día después, me cuesta apartar de mi mente ese rostro desencajado de dolor y tristeza que sólo un tiempo atrás era una alegre y preciosa niña de ojos redondos y brillantes ilusionada con un mundo que empezaba a conocer desde su incipiente adolescencia.
Alguien podrá decir, no falto de verdad ni de razón, que estas cosas y situaciones existen desde que el mundo es mundo, que es ley de vida, que "parece mentira que te des cuenta ahora de que esto pasa", "yo conozco tal caso parecido", etc. De acuerdo, lo reconozco, ahí no discutiré. Soy débil y frágil. Y es cierto también que este planeta está lleno de situaciones de extremo sufrimiento, que aquellos que deciden -con nuestro consentimiento y complicidad a veces involuntaria- no hacen sino permitir que día tras día haya más y más. Tal vez soy de esos pobres ilusos que todavía hoy, en estos tiempos que corren, piensan que este mundo puede también ser fuente de felicidad, alegría y plenitud.
Pero, qué queréis que os diga. También Jesús lloró amargamente cuando vio muerto a su amigo Lázaro. Porque algo ocurre cuando ponemos un rostro, nombre y apellidos a una situación, a un problema abstracto, por muy conocido que sea. Porque entonces se hace nuestro, nos hacemos arte y parte. Es cuando ya no valen razonamientos, ni valoraciones objetivas, ni frios análisis de la realidad. Y su batalla por aferrarse a la vida se hace también nuestra bandera.
Y siendo mi bandera, me sublevo y rebelo contra la idea de la resignación, la de la negación de la dignidad por conseguir la perfección. Protesto contra la idea que subyace en muchos personajes, por la que "estamos aquí para eso". Y si es necesario, me levanto en armas con formato texto contra la idea que también aparece, de "buscar mártires para la causa". Señores, basta de desear dolor ajeno para unos ideales, los que sean. En el mundo hay demasiados mártires ya. Por favor. Basta de manipular corazones sencillos. Porque no todo vale "por la causa"; sobre todo cuando esta causa es un concepto abstracto y bastante discutible. Es espeluznante cómo algunas personas han transformado y desvirtuado la palabra "amor". Se suele acusar a los frívolos y hedonistas de hacerlo; pero ahora yo acuso a otros que me dan más miedo aún: a quienes lo equiparan con negación, resignación y dolor gratuito. Gente que suelen pedir a otros grandes niveles de perfección y virtud, casi siempre a través de normas y leyes y muy pocas veces con amor y compasión, que es lo que este mundo realmente necesita. La vida en su naturaleza ya es suficientemente complicada como para que contribuyamos a hacerla más aún con absurdas competiciones entre el bien (nosotros) y el mal (los que piensan distinto), sobre quién es más puro y mejor. Por favor.
Comentarios
Sencillamente, me rijo por las viejas fórmulas que tanto arraigo y éxito nos han brindado en el pasado. Por sus frutos los conoceréis, reza el dicho. Pues eso. Me quedo con los frutos del amor. Lo demás, es aderezo y fuego de artificio.
Un abrazo.
Encantado de leerte por aquí, Raúl.
Si consigues más información sobre la historia real y cómo llegó a interesar al Director de la peli, ya contarás.
Web de Alexia: http://www.alexiagb.org/
Opiniones etc:
http://www.agusalonso.es/2008/09/camino-de-javier-fesser.html
http://www.gaceta.es/16-10-2008+informe_completo_camino,noticia,16,16,35032
http://www.gaceta.es/15-10-2008+fesser_reconoce_que_camino_no_es_biografia_alexia_solo_su_hipotesis,noticia_1img,16,16,34672
Web de Alexia: http://www.alexiagb.org/
Opiniones etc:
http://www.agusalonso.es/2008/09/camino-de-javier-fesser.html
http://www.gaceta.es/16-10-2008+informe_completo_camino,noticia,16,16,35032
http://www.gaceta.es/15-10-2008+fesser_reconoce_que_camino_no_es_biografia_alexia_solo_su_hipotesis,noticia_1img,16,16,34672
De todas formas, esas actitudes de negación y resignación, y de parecer que "cuando peor, mejor", no me son desconocidas en la vida real. Y contra ellas, de forma general, arremeto. Cada uno sabrá si las respalda o no en su foro interno. Y cada uno también sabrá si su organización o colectivo (cualquiera que sea) antepone las ideas a las personas o no.
Es estupendo poder compartir y comentar de esta forma. Gracias por vuestras aportaciones, una vez más.
Cuando hablaba de las viejas fórmulas me refería al Evangelio, sin más.
Un abrazo, amigo mío.
Quizas me haya salido del tema pero esto me sirve de desahogo. Animo Josele tus escritos contribuyen a que sigamos en la brecha.
Total que por un motivo u otro, no ha sido posible, aunque ya caerá, ya.
Decirte (como los que han opinado ya) que teniendo tan claro tod@s el "camino" y siendo "aquel" mensaje de hace algo más de 2000 años, tan nuevo hoy,...
cada vez me sorprende más, además de lo que pasa, que siga pasando.
Un saludo y Enhorabuena por tu reflexión.