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Mostrando entradas de junio, 2008

Reflexiones desde lo pequeño

Creo que siempre fui alguien con una gran ambición. Nunca he soportado perder ni a los cromos. De forma que, como no había forma de evitar la derrota, eludí el mundo de la competición. Siempre había grandes metas que conseguir, grandes planteamientos existenciales, todo grande. Todo tenía que ser grande. No podía ser de otra forma: yo creía en la globalidad, y la globalidad es inmensa... Algo se me escapaba, eso sí. ¿Cómo conseguir la convivencia con lo pequeño, entonces? Mi vida estaba llena de pequeñeces que no conseguían la atención que reclamaban, y mi nivel de satisfacción personal no mostraba que mis elevadas aspiraciones estuviesen consiguiendo el objetivo supremo: la felicidad y el crecimiento como persona y como ser humano partícipe de este mundo; mundo que merece nuestra mejor aportación posible. Seguí mucho tiempo buscando metas elevadas, una de ellas era el cambio de trabajo. Entendía que ese hecho me haría dar un gran salto cualitativo, sobre todo en el empleo de mi tiempo...