Algo nuevo comienza...

¡Hola a todos! Este es mi blog personal. Como bien dice el título, además de ser mi lugar personal, donde os iré informando a todos los que queréis saber de mí, sobre las pequeñas y grandes cosas comentables que continuamente nos ocurren, me gustaría que fuese eso; una encrucijada; donde se juntan diferentes y distantes mundos, que tal vez de otro modo nunca se encontrasen. Ahora el destino lo quiere así.Habrá opiniones sobre lo humano y lo divino, sobre lo políticamente correcto y sobre lo que no lo es tanto. Sobre temas incómodos y sobre los que todo el mundo quiere hablar. Sobre equilibrio y desequilibrio; sobre justicia y paz; sobre alimentación natural; sobre deporte y política; sobre amistad y vida social; sobre amor y trascendencia... En fin, sobre tantas cosas y tantos mundos...Un abrazo a todos y a todas.

martes, 26 de abril de 2011

El árbol de la fortaleza

Como muchos sabréis ya, mi padre ha fallecido. Quiero dedicarle este último escrito, esta última carta.

Hola papá,

Quiero contarte algo. Verás: hay una antigua leyenda que dice que un viajero fue a un lejano país con intención de conocer mejor las especies de árboles y plantas que allí había. Se sorprendió cuando el lugareño que le hablaba de los diferentes árboles, de repente nombró el "árbol de la fortaleza", al tiempo que se lo mostraba. No entendía que podía tener aquel árbol que pudiera relacionarse con poder, grandiosidad o fortaleza. No era alto, ni grande, ni su tronco tenía un grosor especial. Tampoco parecía su madera especialmente dura.
-¿Por qué se le conoce así a ese árbol? -preguntó el viajero.
- Es sencillo, contestó el lugareño. Es el único árbol capaz de hacer brotar sus flores cuando todo está cubierto de nieve.

Al igual que en la leyenda, tú has sido para nosotros un verdadero "árbol de la fortaleza". Porque pese a lo dura (incluso a veces en extremo) que ha sido tu vida, siempre has intentado encontrar cómo ilusionar o hacer sonreír a los que te rodeaban. Teniendo, además, siempre claro que necesitabas muy poco para estar contento y satisfecho.

Eso no quiere decir que no vieses ni reconocieses las dificultades, ni que te quedaras con una visión ingenua e
irreal de la vida. Más bien al contrario, has conocido penurias y duros ejemplos de lo hiriente y cruel que puede ser el ser humano con sus semejantes. Quizás por eso te acompañó en ocasiones esa desconfianza hacia quienes entendías que no eran "de los tuyos".

Sin embargo, siempre prevaleció en ti la esperanza, no basada en ingenuidades sino en voluntad y en esa fe rocosa que ha impresionado siempre a todos los que te trataron.

Con frecuencia me he preguntado por la razón que hacía que siguieras sufriendo la enfermedad y la limitación de una forma tan sangrante, como colofón a una vida con tantos sinsabores. Probablemente alguien tenía que demostrarnos cómo es un verdadero "árbol de la fortaleza", haciendo incansablemente brotar tus flores del día a día en medio de un mundo que tantas y tantas veces parece cubierto con la nieve de la desesperanza. Y tú te ofreciste a ello, sin hacer ruido, al igual que siempre, para todo aquello que otros pudieran necesitarte. 

Gracias papá, por haber sido nuestro "árbol de la fortaleza".

Hasta siempre.